Hace unas semanas, el archiconocido chef inglés Jamie Oliver se hallaba contrariado, cabreado. Sus hijos lo notaron y le preguntaron qué le pasaba; la respuesta de su padre fue tajante: «la primera ministra ha defraudado a los niños británicos». Oliver acababa de enterarse del contenido de la nueva Estrategia contra la Obesidad Infantil que horas después haría público el gobierno británico: el documento que marcará los pasos de Reino Unido durante los próximos años para luchar contra este drama y el cual había levantado gran expectación desde que el anterior gabinete de Cameron lo anunciase como «un cambio en las reglas del juego».
Pero no ha ocurrido tal cosa. En efecto, dicha estrategia se limita a recordar la futura imposición de un impuesto a las bebidas refrescantes azucaradas y a recoger una serie de propuestas, algunas ya en marcha y otras enunciadas en condicional, sujetas a otros actores o sin asegurar (que ya quisiéramos por estos lares). Pero ¿dónde está realmente el nudo gordiano que provocó el enojo de nuestro chef?: en la ausencia de medida alguna para poner coto al marketing de alimentos insanos dirigidos a los niños: al respecto, la prestigiosa revista científica The Lancet ha señalado en un duro editorial que esta estrategia «parece un regalo a la industria», apostillando que «ha decepcionado a todos», «ha fallado a una generación».
Recordemos que reducir el impacto del marketing alimentario insano es la recomendación número 1 de la Organización Mundial de la Salud sobre la promoción de alimentos y bebidas dirigidas a los niños y es una medida con sólida evidencia científica, detalle pasado por alto por los dirigentes británicos (y no sólo).
Quizá ahora se entienda mejor el enfado de Oliver, embarcado en un plausible proyecto en pro de la salud infantil, o la también mencionada decepción mostrada por el editorialista de The Lancet, quienes ven una gran incongruencia en la endeblez de un plan que se diluye en medidas de calado menor después de decir en su introducción que «Reino Unido gasta más dinero en la obesidad y la diabetes que en la policía, los bomberos y el sistema judicial juntos».
Cosas veredes… En tanto que la evidencia científica llega a las políticas de salud pública, aquí algunos buenos hábitos que te convienen.
Por Félix A. Morales,
Salud y suerte.
Referencias:
- HM Government, Childhood obesity: a plan for action, United Kingdom, 2016
- The Lancet, (2016). UK Government won’t step up to the plate on childhood obesity. The Lancet, 388(10047), p.841.
- Organización Mundial de la Salud, Recomendaciones sobre la promoción de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigida a los niños, 2010.
- Mozaffarian, D., Afshin, A., Benowitz, N., Bittner, V., Daniels, S., Franch, H., Jacobs, D., Kraus, W., Kris-Etherton, P., Krummel, D., Popkin, B., Whitsel, L. and Zakai, N. (2012). Population Approaches to Improve Diet, Physical Activity, and Smoking Habits: A Scientific Statement From the American Heart Association. Circulation, 126(12), pp.1514-1563.