Ojo al dato: la mayoría de los niños norteamericanos no cumplen los requisitos de una buena salud cardíaca. Léelo de nuevo e intenta digerirlo. Lo acaba de hacer público, en pleno agosto, la Asociación Americana del Corazón, a través de un dictamen científico, que señala que la principal razón de ello es que el 91% de ellos tienen unos hábitos de alimentación deficientes, siendo su principal fuente de energía los productos azucarados, de bajo valor nutricional, relegando a los que todos sabemos más saludables: frutas, verduras, pescado, cereales integrales…

Dicho estudio también pone de relieve un bajo nivel de actividad física y un creciente aumento del peso de los menores, entre otros aspectos, lo cual no permite augurar expectativas halagüeñas en sus vidas futuras. Frente a ello, esta prestigiosa organización científica, referente mundial en el ámbito de la cardiología, apunta la necesidad de llevar a cabo estrategias de promoción de la salud desde edades tempranas.

Al respecto, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard ha establecido cinco objetivos clave para plantar cara a la obesidad infantil y sus enfermedades crónicas asociadas, la madre de todas las batallas:

1. Limitar el consumo de las bebidas azucaradas: no sólo los refrescos, también zumos y jugos, bebidas lácteas, deportivas o las mal llamadas ‘energéticas’…
2. Promover el consumo de agua: la mejor opción de bebida para niños y adultos
3. Limitar el tiempo dedicado a las pantallas: ver la televisión o la tablet, jugar con videojuegos…; y, en consecuencia, limitar la exposición de los niños al marketing alimentario, especialmente de comida basura
4. Realizar actividad física: jugar, saltar, correr, reír…
5. Llevar una alimentación saludable: relee el final del primer párrafo de este artículo y el primer punto de este listado

Ya ves, cinco puntos aparentemente asumibles por todo el mundo. Sin embargo, qué difícil de encajar en el complejo entorno que habitamos, transido de tantos actores con intereses encontrados, minado de dilemas profesionales éticos y económico-políticos, en el que el marketing es un ingrediente más de la industria alimentaria, con los supermercados convertidos en terreno movedizo para los consumidores… Y con el tiempo, o mejor, con su falta, como gatillo que dispara este lucrativo y doloroso círculo vicioso.

Por Félix A. Morales,

Salud y suerte.

Referencias:

1. American Heart Association Scientific Statement, Children score low on cardiovascular health measures, 2016
2. Harvard T.H. Chan School of Public Health, Prevention Research Center on Nutrition & Physical Activity, Obesity Prevention: 5 Key Targets

Imagen: Pixabay