Alrededor de un millar de adolescentes y jóvenes, y un buen puñado de adultos, tuvieron a bien participar el pasado noviembre en los talleres de divulgación científica y promoción de la salud que impartí en Tenerife y Gran Canaria, con motivo de las Semanas de la Ciencia y la Innovación en Canarias. Fue un reto enorme, pero el resultado no pudo ser más edificante; tengo para mí que ha sido una de las mejores propuestas educativas que mis entendederas han alcanzado a concebir.

Y no era fácil, porque no lo es captar el interés a ciertas edades y, menos aún, lograr una implicación activa en las actividades de que se trate. Pero sobre todo, por la temática planteada: las pseudociencias y la salud que, como el fútbol, levantan pasiones.