- Fácil de decir, difícil de hacer.
Tengo una buena noticia y una mala. Ahí van: los fundamentos de una alimentación saludable son muy fáciles de decir (y creo que casi todo el mundo los conoce o al menos los intuye); pero son muy difíciles de seguir. ¿Cómo es posible? Espero que las próximas líneas puedan aclararlo en parte.
- Productos vs. alimentos.
Pensando en nuestra salud, la Organización Mundial de la Salud (que antepongo a cualquier fuente interesada) recomienda consumir menos productos y más alimentos. Ya está. Es una forma válida y científicamente contrastada de decirlo. No sé si captan la diferencia. Un ejemplo: mis abuelos (ya no digamos si nos remontamos más atrás) se apañaban con apenas varias decenas de alimentos y sus correspondientes formas de elaboración, si es qué. Por el contrario, ustedes y yo vivimos rodeados por miles y miles de productos alimentarios.
Hoy hay una batalla con mucho dinero de por medio por ver qué metemos en nuestra cesta de la compra, en nuestro carrito del supermercado. ¿Y quién va ganando? Saquen sus conclusiones: si hace 30 años aún eran mayoría los alimentos en su interior, hoy ya son mayoría los productos. La disonancia entre lo que se recomienda y lo que hacemos estremece.